La selva amazónica tardó más de 22.000 años en desarrollarse y su importancia ecológica es incalculable. Esta selva, en su intercambio de gases con la atmósfera, produce nada más y nada menos que el 50% del oxígeno necesario para la vida en el planeta.
Además, la selva amazónica genera corrientes de calor que templan el clima y contiene dos terceras partes del agua dulce disponible en el planeta. Por lo que no es extraño que se la considere "El pulmón de la Tierra".