Parece una tontería, pero experimentos científicos han demostrado que algunas plantas crecen de una manera diferente cuando se las expone a distintos sonidos y, entre ellos, sobre todo a la música clásica.
En investigaciones en EE.UU. hasta se han hecho experimentos con distintos tipos de música para descubrir cuál preferían las plantas y han constatado que las que estaban expuestas a música más "estruendosa" crecían para el lado opuesto de donde venía el sonido y consumían más agua que las que se exponían, por ejemplo, a música clásica, que, incluso, florecían más rápido.
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