Cuenta la leyenda en torno a su primera creadora, Yuko Shimizu (1974), que la adorable y mediática gatita blanca Hello Kitty carece de boca en honor a su hija, que sufrió un cáncer en esa zona cuando tenía 14 años.
Aunque también hay quienes dicen que se trata de un simple truco comercial, ya que el objetivo era que tuviese poca expresividad para reflejar mejor los sentimientos de quien la mirase.