Sí, se le llama "efecto McClintock" (porque lo descubrió una psicóloga americana llamada Martha McClintock). Las mujeres que conviven juntas durante muchas horas al fía pueden acabar sincronizando sus ciclos menstruales.
No se cumple siempre, pero ocurre en un 51% de los casos en las familias, madres e hijas o hermanas, y en un 30% de los casos en mujeres que comparte vivienda o trabajo y entre ellas hay una estrecha amistad.
La razón es que el cuerpo humano segrega unas sustancias hormonales llamadas feromonas, que son captadas por el olfato, y que, en contacto continuado, pueden llegar a sincronizar los ciclos menstruales de las mujeres.

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