Las caracolas de mar, en realidad, no producen ningún sonido y lo puedes comprobar acercándote una de ellas al oído en una habitación que esté totalmente en silencio. Seguramente no oirás nada. Lo que ocurre es que las caracolas de mar tienen una forma muy particular, que funciona como la caja de resonancia de un instrumento. Lo que hace la caracola es recoger los sonidos del exterior y amplificarlos, por eso nos da la sensación de oír "algo" que asociamos a las olas del mar, pero que, en realidad, no es más que el ruido que se produce en el exterior.
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