El primer afectado es el ciclo más bajo de la cadena alimentaria marina. La capa de combustible impide la entrada de luz y oxígeno, lo que, junto con el contacto directo, ataca mortalmente al plancton y a todos los organismo que constituyen el alimento principal del siguiente peldaño de la cadena.
Los moluscos y los crustáceos, así como los invertebrados que habitan en el fondo marino, se intoxican por ingestión y contacto con las partículas de crudo que se van sedimentando. A su vez, los peces y los mamíferos marinos perecen por contacto directo o al ingerir alimentos que ya están contaminados. Y las aves quedan gravemente dañadas al chocar con el combustible en su intento desesperado de encontrar alimento en las aguas.