La principal razón es el camuflaje. Un animal que tenga el pelo de un color parecido al del medio en el que vive tendrá menos posibilidades de ser descubierto por sus enemigos. Por eso, los animales que viven en la nieve tienen el pelo blanco, para confundirse con el entorno y pasar desapercibidos, igual que los que viven en el desierto suelen tener un aspecto con el color de la arena.
El arte de camuflar se está tan desarrollado por algunos animales que, incluso, los hay que cambian de color en función de la época del año o del medio por el que se mueven para no ser vistos, como es el caso del camaleón, que es capaz de adquirir el aspecto de las rocas, ramas y hojas de donde vive a su antojo.