Puede ser como un auténtico lago en el cielo. Una nube de tormenta de un tamaño medio puede tener condensada hasta 2,1 millones de toneladas de agua. Sin embargo, tenemos suerte, porque sólo un 10% del líquido que contienen las nubes cae finalmente a la tierra cuando llueve. El otro 90% se queda en la atmósfera.
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