Aunque la radiación emitida por un avión es muy pequeña, la forma del avión hace que todas las ondas se concentren en la parte delantera del aparato, es decir, en la cabina y el los instrumentos de vuelo.
Eso puede provocar lecturas erróneas de datos, lo que puede ser muy grave en casos de poca visibilidad, ya que los pilotos se fían completamente de los aparatos de vuelo.
Si los datos que dan están alterados por una onda electromagnética, esto puede dar lugar a un accidente y más durante el despegue y el aterrizaje, las dos maniobras más peligrosas.

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