La fiesta de San Juan se celebra el 24 de junio y coincide con el principio del solsticio de verano, uno de los momentos más importantes para muchos pueblos desde tiempos remotos, especialmente los del área mediterránea.
Según los antiguos mitos griegos, los solsticios eran denominados "puertas" como símbolo de algo que se abre hacia otra dimensión. La "puerta de los hombres" correspondía al solsticio de verano, mientras que la "puerta de los dioses" correspondía al solsticio de invierno.
Las festividades paganas en honor al sol tienen su origen remoto en las fiestas del fuego. Estas celebraciones precristianas pretendían imitar a los astros para captar su fuerza, su magia y su resplandor. Hogueras y ritos de fuego se sucedían para simbolizar el poder del sol e invocar la renovación de su energía. Se saltaba y se bailaba alrededor del fuego dibujando y recreando al astro rey para purificarse y dar la bienvenida a la fuerza de la luz y el calor.
El fuego representaba el nacimiento de un nuevo sol y servía para rendirle culto y a esta fiesta haciendo coincidir la festividad de San Juan Bautista con la celebraciones del solsticio de verano, al igual que ocurre en invierno con el nacimiento de Cristo.
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